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viernes, 18 de julio de 2014

Riqueza y pobreza en Juan Dolio


Las manos de Héctor Iván Colás se dedican a extraer lambí de los caracoles que recogen los buzos en la playa. “Moreno”, nombre por el que se le conoce en el pueblo, prepara el marisco con una salsa a base de tomate y le exprime un limón; utiliza una concha como cuchara y luego vende el plato por RD$200.00. "La mayoría de mis clientes son dominicanos, los extranjeros casi no me compran", replicó el vendedor tras escuchar decir al propietario de uno de los apartamentos de Ocean Tower que sólo un turista le pagaría el lambí a ese precio.

Ocean Tower es una torre de 28 apartamentos ubicada frente a la playa Juan Dolio. En sus comienzos fue un hotel, y ahora se había convertido en propiedad de forasteros y funcionarios del Estado. El precio mínimo de sus alojamientos es 167,000 dólares.

Los extranjeros y extranjeras habitan el lugar de forma permanente; los funcionarios sólo van de paseo. Ellos tienen sus casas en la ciudad de Santo Domingo a unos 67 kilómetros de distancia. Quienes trabajan en la zona no viven alrededor de la playa, pero cada mañana se dirigen hacia ella, dejando la miseria que hay en sus hogares para servir debajo de un sol que arde a aquellos que poseen los bienes.

La arena, el sol y la playa son maravillas de la naturaleza, pero si se tienen que soportar todos los días, se vuelven una molestia. Moreno no ha tenido todo el tiempo la tez oscura; la lumbrera mayor ha dejado huellas en su piel, y en la de sus colegas.

Bajo el techo del restaurante español El Mesón trabajan otros dominicanos y dominicanas, cobrando un salario mensual que no alcanza para pagar lo que dos familias gastan en ese negocio durante una noche. Ahí, el señor que se había quejado por el precio del lambí tuvo que pagar cuatro mil pesos por una paella para cinco personas (sin el ITBIS del 18% incluido).

Esa tasa del 18% también pagan al gobierno los inversionistas extranjeros para construir en Juan Dolio. Sin embargo, los impuestos no se ven reflejados en el avance de la zona ni de sus habitantes. El sindicato de choferes se mantiene realizando huelgas para reclamar la reconstrucción de las carreteras. En ellas se vislumbran semáforos y motores sin luz, y ninguna autoridad que ejerza control. Los complejos turísticos sí gozan de seguridad; los miembros de Politur vigilan el área las 24 horas.

En el antiguo pueblo pesquero hay dos clínicas, mas no un hospital. Cuando una persona de escasos recursos se enferma debe trasladarse a San Pedro de Macorís; si tiene una emergencia de gravedad no logra llegar con vida. Ese fue el caso del nacional haitiano de 21 años Eluis Francois, que el día 28 de julio de 2011 cayó del sexto piso mientras trabajaba en la construcción del edificio Las Olas.

Juan Dolio pertenece al municipio de Guayacanes, y es la principal zona turística de Macorís del Mar. Comenzó a desarrollarse después de que en 1971 se promulgara la Ley No. 153, de
Incentivo al crecimiento turístico. Desde entonces, los residentes del lugar se quejan del gobierno por anteponer la extensión del turismo al desarrollo humano.

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